sábado, 31 de julio de 2010

Peces de ciudad

Quizas nunca haya hecho las cosas como me las imaginé, tal vez, siempre soñé demasiados hechos, y una vida de rosas.
El tiempo y la vida, y mis propias restricciones me llevaron por caminos que aunque nunca supe como andar, me mostraron realidades infinitamente impuras, esas que nunca quise soñar, sonaba tan contradictorio, como cuando juré que nunca fumaría, o me tiñería el pelo. Desde chica ya me ocultaba tras mis ideales, para no descepcionar a mi alrededor, para cumplir con deseos ajenos, con sueños que no eran mios, con ser alguien mejor, como siempre lo pidieron, me lo pidieron sin hablar. Siempre sensible, siempre flexible, siempre débil, un tanto ausente de mi misma.
Sin lugar a dudas, conocí el placer de tener los pies en la tierra, de pensar con la cabeza, de cumplir con mi deber.. Hasta que un día pasaban los años, y mis promesas se hicieron terrible humo, tiñendome el pelo, despertandome esas ilusiones dormidas, y comencé a volar por rincones de sabores familiares, estimulante música que marcó el inicio de una vida con sentido. La música.
Después de un tiempo sin poder terminar de sentirme en mi plena libertad, aun así reprimiendo sentimientos, llegó otro día, uno de sol, y volvió a pasar el tiempo, cuando sentí la verdadera necesidad de no cumplir con mis mejores promesas, como dice Joaquín.
El aroma a libertad, se instalaba entre mis venas, colmando hasta mis huesos de una entera felicidad, con el solo hecho se sentirme con ganas de empezar a hacer realidad esos infinitos sueños tanto tiempo encerrados en aquel baúl del "Algún día será".
El tiempo no tardó demasiado en hacerlos cumplir, el poder de la vocación fue más fuerte que el reloj y las caras de desacuerdo de mis alrededores. Pero mi felicidad era única, aun lo es.
Cumpliendo con mis mismisimas necesidades básicas, ya empezaba a encarrilarme en lo que hoy sé que es mi futuro. La obra había comenzado, la obra comenzó y sigue vigente, solo depende de mi, decidir bajar el telón. Y hoy lo único qe sé, es que todo culminará el día en que esos Dioses, esos que me enviarón allí, decidan quitarme de esta tierra.
Hoy creo profundamente, nada más y nada menos que en mi. Así haya aprendido a no confiar en mis ajenos, no hay nada mejor que saber qué, cómo, cuándo y dónde quiero seguir viviendo mi vida.. y de qué manera. Todos los días hago lo mejor por construir a la perfección mi futuro, mi pasado, y mi presente.
El tiempo que llevo vivido desde un tiempo a esta parte, no me ha demostrado nada más ni nada menos, las razones por las cuales me toca esta vida que elegí. Poco a poco voy volviendo a ser lo que siempre fui, lo que nunca debí dejar de ser. Y así el mundo gira a cada instante, y ahora entiendo cada vez más las realidades de vivir tanto arriba como abajo de un escenario. Tanto así, como para comprender, que el principe azul no existe ni en escena, que los ideales solo dependen de uno mismo, que no existe ningún dios, más que el propio dios, que a veces es difícil dejar cosas en el camino, que no es fácil dejar de ser uno para ser otro, que siempre tenés un poco de todo en cada sensación, que el amor es el único que consigue mover el mundo.
Hoy, yo solamente sé, qué cambié, qué volví a ser, y a hacer. Todo esto que me gusta, todo esto que me estimula, que no me saca de mi, más que mi misma razón de ser. Yo. no es egoísmo, es propia vivencia imposible de no vivir.
Aprender a decir, y a hacer lo que pienso, lo que tengo ganas de hacer, de manifestar. Y poco a poco lo voy sintiendo, aunque siempre una lágrima, brote del algún almohadón.
Hoy me encuentro ante el deber más hermoso, que es componer mi propia vida, y así voy. Con un poco de dolor, con exceso de sonrisas regaladas, con recuerdos en aquel bagón, con promesas sobre mi colchón, con sueños que se quedaron dormidos, con todo eso que debo aprender a esperar, a aceptar, a vivir.
Porque siempre después, más tarde, mañana o en algunos años, vendrán, siempre vendrán, volverán, los tiempos para decidir, para empezar, para finalizar, para crecer.
Aunque sea como dice mi gran maestro, que al lugar donde has sido feliz, no debieras tratar de volver.
Por qué?..
Creo qe simplemente, es porque siempre podemos hacer y crear lugares más felices, mejores, para reinternalizar.


Y ahora me voy a seguir creciendo un poco, cada vez un poco más.